El entrenamiento con simuladores está aumentando progresivamente en la enseñanza sanitaria, gracias a un gran número de datos que apoyan su uso adicional a los métodos tradicionales de enseñanza.
La simulación ha sido ampliamente testada como una metodología educativa eficaz, y que complementa a otras iniciativas de seguridad del paciente a lo largo del proceso de entrenamiento clínico.
La simulación es una técnica que puede preparar a los estudiantes para una realidad práctica compleja. Las simulaciones bien diseñadas enfrentan a los alumnos con auténticos problemas, sintetizan datos, toman decisiones clínicas, y reflexionan sobre su práctica. Al ser realizadas en un entorno seguro, se elimina el riesgo (no hay paciente), y el aprendizaje es óptimo.